La vida en Sélignac

Sélignac, una invitación al encuentro con el amor absoluto de Dios

La vida en Sélignac


Estas palabras de Cristo aún resuenan en los muros de la Cartuja de Sélignac:
«Tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.» (Mt 6, 6).

La vida en la Cartuja de Sélignac busca mantenerse fiel al espíritu cartujano. Se organiza en torno a los tiempos de oración de la Iglesia (Liturgia de las Horas), la oración personal y la Eucaristía dominical. Quien cruza el umbral de la Cartuja recibe una celda (una pequeña casita), conectada por un claustro. Este eremitorio cuenta con dos habitaciones (un «Ave María» y un cubiculum), un pequeño taller con leñera y un jardín.

El retiro en Sélignac permite entregarse a Dios, leer, meditar e incluso participar en alguna actividad dentro de la casa o pasear en plena naturaleza. El lugar invita a un ritmo pausado y sereno, propicio para el descanso del alma.

«Es necesario que el mundo deje en nuestro corazón un gran vacío. Ese vacío es el lugar de Dios. Pidámosle que lo llene cada vez más.»
Esta reflexión del cartujo Dom Guillerand abre este documental de 32 minutos.
Fundada en 1202, la Cartuja de Sélignac es la 39ª fundación de la Orden de los Cartujos. Situada cerca de Bourg-en-Bresse, en las primeras estribaciones del macizo del Jura, fue habitada por monjes durante casi 800 años, hasta su partida en 2001.
Por primera vez en la historia, la Orden de los Cartujos ha abierto este lugar para que quienes lo deseen puedan experimentar el silencio y la soledad en la espiritualidad cartujana, alojándose en las mismas celdas que ocuparon los monjes durante siglos.
Un matrimonio de laicos tiene la responsabilidad del lugar, la acogida y el acompañamiento de los retirantes, además de guiar los distintos momentos litúrgicos. Un sacerdote celebra la misa los domingos y los lunes.

Aquí, cada persona llega con motivaciones distintas:
🔹 Algunos buscan discernir su vocación o su camino en la Iglesia.
🔹 Otros desean reorientar su vida.
🔹 También hay quienes vienen simplemente a recuperar fuerzas, hacer una pausa, reencontrarse y renovar la confianza en sí mismos.

Y en muchas ocasiones, experimentan la alegría de haberse reencontrado consigo mismos… y a veces, con Dios.

La Cartuja de Sélignac es un lugar magnífico, sencillo y profundo, que, como escribía Dom Guillerand, nos ayuda a «transformar cada minuto en vida eterna».

El documental concluye con esta última reflexión del cartujo:
"Nuestra alegría es creer que somos amados por Aquel que es el Amor infinito: 'Te he amado con un amor eterno y te he atraído hacia mí'."

📽️ Un film de Marc JEANSON
🎥 Imágenes: Thierry Rodon
📀 Producción: DCX / Orden de los Cartujos, 2024